miércoles, 6 de septiembre de 2017

LECTURA INSTITUCIONAL

LECTURA INSTITUCIONAL No. 8
“EL JARDÍN DE LAS ESTATUAS”  (Pedro Pablo Sacristán)



Hace mucho tiempo, existía un lugar mágico que guardaba grandes maravillas y tesoros del mundo. No era un lugar oculto, ni escondido, y cualquiera podía tratar de acceder y disfrutar sus delicias. Bastaba cumplir un requisito: ser una buena persona. Ni siquiera heroica o extraordinaria: sólo buena persona.
Allá fueron a buscar fortuna Alí y Benaisa, dos jóvenes amigos. Alí fue el primero en probar suerte, pues cada persona debía afrontar sus pruebas en solitario. Pronto se encontró en medio de un bello jardín, adornado por cientos de estatuas tan reales, que daba la sensación de que en cualquier momento podrían echar a andar. O a llorar, pues su gesto era más bien triste y melancólico. Pero Alí no quiso distraerse de su objetivo, y conteniendo sus ganas de seguir junto a las estatuas, siguió caminando hasta llegar a la entrada de un gran bosque. Esta estaba custodiada por dos estatuas de piedra gris muy distintas de las demás: una tenía el gesto enfadado, y la otra claramente alegre. Junto a la entrada se podía leer una inscripción: “La bondad de tu carácter deberás a las piedras contar”.
Así que Alí se estiró, aclaró la gargante y dijo en alta voz:
- Soy Alí. Una buena persona. A nadie he hecho ningún mal y nadie tiene queja de mí.
Tras un silencio eterno, la estatua de gesto alegre comenzó a cobrar vida, y bajándose de su pedestal, dijo amablemente:
- Excelente, tu bondad es perfecta para este sitio. Está lleno de estatuas como tú: ¡a nadie hacen mal, y nadie tiene queja de ellas!
Y en el mismo instante, Alí sintió cómo todo su cuerpo se paralizaba completamente. Ni siquiera los ojos podía mover. Pero seguía viendo, oyendo y sintiendo.Lo justo para comprender que se había convertido en una más de las estatuas que adornaban el jardín.
Poco después era Benaisa quien disfrutaba de las maravillas del jardín. Pero al contrario que a su amigo, la visión de aquellas estatuas, y sus ojos tristes e inmóviles, le conmovieron hasta el punto de acercarse a tocarlas una por una, acariciándolas, con la secreta esperanza de que estuvieras vivas. Al tocarlas, sintió el calor de la vida, y ya no pudo apartar de su cabeza la idea de que todas seguían vivas, presas de alguna horrible maldición. Se preguntaba por sus vidas, y por cómo habrían acabado allí, y corrió varias veces a la fuente para llevar un poco de agua con la que mojar sus labios. Y entonces vio a Alí, tan inmóvil y triste como los demás. Benaisa, olvidando para qué había ido allí, hizo cuanto pudo por liberar a su amigo, y a muchos otros, sin ningún éxito. Finalmente, vencido por el desánimo, se acercó a las estatuas que custodiaban la entrada al gran bosque. Leyó la inscripción, pero sin hacer caso de la misma, habló en voz alta:
- Otro día defenderé mis buenas obras. Pero hoy tengo un amigo atrapado por una maldición, y muchas otras personas junto a él, y quisiera pedir su ayuda para salvarlos...
Cuando terminó, la estatua de gesto enfadado cobró vida entre gruñidos y quejas. Y sin perder su aire enojado, dijo:
- ¡Qué mala suerte! Aquí tenemos alguien que no es una estatua. Habrá que dejarle pasar... ¡y encima se llevará una de nuestras estatuas! ¿Cuál eliges?
Benaisa dirigió entonces la vista hacia su amigo, que al momento recuperó el movimiento y corrió a abrazarse con él. Mientras, los árboles del bosque se abrían para dejar ver un mundo de maravillas y felicidad.
Cuando un feliz Benaisa se disponía a cruzar la puerta, el propio Alí lo detuvo. Y echando la vista atrás, hacia todas las demás estatuas, Allí dijo decidio:
-Espera, Benaisa. No volveré a comportarme como una estatua nunca más. Hagamos algo por estas personas.
Y así, los dos amigos terminaron encontrando la forma de liberar de su encierro en vida a todas las estatuas del jardín, de las que surgieron cientos de personas ilusionadas por tener una segunda oportunidad para demostrar que nunca más serían como estatuas, y que en adelante dejarían de no hacer mal ni tener enemigos, para hacer mucho bien y saber rodearse de amigos.
Un minuto para pensar...
¿Has pensado alguna vez que si normalmente no hacemos las cosas para hacer daño a los demás, lo más probable es que los demás tampoco las hagan para molestarnos? ¿Por qué crees que buscamos tan a menudo malas intenciones en lo que hacen otros?

“EL MUNDO DA MUCHAS VUELTAS”  (Bibiana Emilia Posso)


En un reino muy lejano, llamado el País de la Alegría, vivía un hombre muy rico y muy avaro llamado Jeremías, quién desde hacía un tiempo buscaba un empleado para que le ayudara en su granja.
El rumor se había difundido y pronto la fila de hombres en espera de una oportunidad laboral era interminable, pero como lo último que se pierde es la esperanza, nuestro amigo José Antonio se dispuso a ser parte de ella. La fama del dueño de esta granja era muy nombrada; por lo que muchos temían trabajar para él, aun así se encontraban allí, porque la pobreza azotaba este reino y las oportunidades escaseaban.
Muchos jóvenes entraron y se entrevistaron con Don Jeremías, solo uno, tuvo la paciencia y el buen humor de soportarlo todo. Al siguiente día empezó a trabajar en la granja, a pesar de no tener el mejor sueldo, ni el mejor trato, José Antonio, era un hombre muy ahorrativo y visionario, que no se dejaba vencer por cualquier obstáculo. Todo esto ayudó para que su patrón le confiara muchos secretos, que le proporcionarían muchos beneficios más adelante.
El joven supo emplear muy bien los conocimientos adquiridos y contaba con el aprecio de todos los clientes de las verdulerías, que sabían lo buen empleado, lo honesto, amable y generoso que era, todos querían comprarle las frutas y verduras que él vendía. Lo mismo no opinaban de nuestro granjero y Dueño, quien tenía un genio terrible y quien además era muy tacaño y mala persona, pues él no les permitía llevar ni un tomate a casa, ni siquiera porque ellos le ayudaban a sembrarlos.
Esta tierra era muy prospera, pero a don Jeremías no le importaban los demás, solo pensaba en su propio bienestar, si las personas a su alrededor no tenían buena comida o buen vestido a él no le preocupaba, nunca valoraba a sus empleados, ni valoraba su trabajo.
Pasado algún tiempo, debido a algunos malos negocios y a su necedad, el Granjero millonario se quedó en la ruina. Ya no podría presumir de sus riquezas, ni ser el hombre prepotente que daba órdenes, ahora tendría que hacer lo que nunca se imaginó, que tendría que hacer…Pedir trabajo.
Después de ser el amo y señor, tendría que hacer la fila como cualquier persona, las burlas y las miradas con desprecio no se hicieron esperar, él se sintió humillado y despreciado y recordó cuanto mal había hecho, por lo que elevó su mirada al cielo y le pidió perdón a Dios, por lo mal patrón y mala persona que había sido.
A pesar de todo el nuevo dueño de esta Granja le dio la oportunidad de trabajar y generosamente le brindo comida y techo, para que pasase la noche en este lugar. El asombro de Don Jeremías fue grande, cuando descubrió que su antiguo empleado José Antonio ahora tenía muchas tierras, incluyendo la granja que un día había sido de él.
Y como la naturaleza es sabia no olvidemos que: -“Cuando un oso hormiguero está vivo se come a las hormigas, pero cuando este muere, son las hormigas las que se lo comen a él”.
El mundo da muchas vueltas, por eso no tenemos que menospreciar a nadie, ni subestimar a los demás, pues nunca sabremos cuando necesitaremos de ellos.

PAUTA DE TRABAJO
1.        Realice una síntesis de cada cuento
2.       Identifique en cada cuento, por separado, el nudo o problema
3.       ¿Cómo le pareció el final de cada cuento?  Argumente su respuesta
4.       Extraiga tres enseñanzas de cada cuento
5.       ¿Por qué las personas se volvían estatuas?
6.       Realice un paralelo entre Jeremías y José Antonio


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