viernes, 28 de julio de 2017

TERCER PERÍODO

INFORME DE LECTURA PARA LOS GRADOS 7-8-9-10-11

Informe No. Uno

El Árbol de los Problemas

La historia de un carpintero que tuvo un día lleno de problemas, pero que al final de la jornada pudo darle una invaluable lección a un granjero, con su ÁRBOL DE LOS PROBLEMAS...

Un hombre después de pensarlo se decidió a reparar una vieja casa que tenía en una granja. Entonces, contrató a un carpintero que se encargaría de todos los detalles logísticos de restauración.
Un día decidió ir a la granja, para verificar como iban todos los trabajos. Llegó temprano y se dispuso a colaborar en los quehaceres que realizaba el carpintero. Ese día parecía no ser el mejor para el carpintero. Su cortadora eléctrica se había dañado, haciéndole perder dos horas de trabajo. Después de repararla, un corte de electricidad en el pueblo le hizo perder dos horas más de trabajo. Tratando de recuperar el tiempo, partió dos cierras de su cortadora. Ya finalizando la jornada, el pegamento que disponía no le alcanzaba para mezclar su fórmula secreta de acabado.
Después de un día tan irregular, ya disponiéndose para ir a su casa, el camión se le negaba a arrancar. Por supuesto, el dueño de la granja se ofreció a llevarlo. Mientras recorrían los hermosos paisajes de la granja, él iba en silencio meditando. Parecía un poco molesto por los desaires que el día le había jugado.
Después de treinta minutos de recorrido llegaron a la casa del carpintero, y de sorpresa lo invitó para que conociera a su familia. Mientras se dirigían a la puerta, el carpintero se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, de color verde intenso y por demás hermoso. Tocó varias ramas con sus manos, mientras admiraba sus preciosas hojas.
Cuando abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación. Su bronceada cara estaba plena de sonrisas y alegría. Sus hijos se lanzaron sobre él, dando vueltas en la sala. Le dio un beso a su esposa y lo presentó. Le invitó un refresco y una suculenta empanada. Ya despidiéndose, lo acompañó hasta el auto.
Cuando pasaron nuevamente cerca del árbol, la curiosidad fue grande y le preguntó acerca de lo que había visto hacer un rato antes. Le recordó su conducta con el árbol.
¡Ohh!, ese es mi árbol de los problemas, contestó.
Y luego procedió a explicar y dijo: sé que no puedo evitar tener dificultades en mi trabajo, percances y alteraciones en mi estado de ánimo. Pero una cosa si es segura: Esos problemas no pertenecen ni a mi esposa y mucho menos a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el “árbol de los problemas” cada noche cuando llego a casa. Luego en la mañana los recojo nuevamente, porque tengo que solucionarlos. Lo divertido es, dijo sonriendo el carpintero, que cuando salgo en la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior.
El dueño de la granja se subió a su auto, meditando sobre la estrategia del carpintero para ser más feliz y evitar contaminar el hogar con los problemas laborales. Entonces se dijo, valió la pena el paseo de hoy.
Llegó a la granja y se dispuso a seleccionar su árbol de los problemas. Y desde entones cada vez que llegaba a su hogar ya saben lo primero que hacía.
“Tenemos que saber que el mundo sólo se puede captar mediante la acción y no la contemplación. El impulso más poderoso, en el ascenso del hombre, es el placer que le produce su propia habilidad. Gocemos haciendo lo que hacemos bien, y habiéndolo hecho bien, gocémonos haciéndolo mejor y lo que no sabemos aprendámoslo y gocemos aprendiendo y luego seremos mejores porque habremos aprendido con gozo”.

Responda en su cuaderno de Informes las siguientes preguntas

Análisis e interpretación

1.  ¿Quiénes y cómo son los personajes centrales de esta historia?

2.  ¿En qué nos parecemos a ellos o a uno de ellos?

3.  ¿Cuál es la principal enseñanza que nos deja esta narración?

4.  ¿Con qué o con quiénes se pueden comparar los personajes de esta historia?

5.  Explique cómo le pareció la historia del árbol de los problemas.

NOTA: Este informe sólo lo califico en el cuaderno de INFORMES. 


INFORME No. 2

El presente informe debe presentarlo en hojas de block, reciclables, de la manera más organizada posible y en el orden sugerido.  Además, sólo debe presentarse el día miércoles 2 de agosto.

Los grupos que no tengan clase ese día conmigo, deben ponerse de acuerdo con algún compañero de cada grupo que recoja todos los trabajos y me los haga llegar en el momento del descanso, solamente, ni antes ni después.

Este informe deben presentarlo todos los grupos  por igual, de séptimo a undécimo.


Este informe es una recopilación de los informes presentados el segundo período, por su importancia tiene una valoración de tres notas.

1. Escriba en orden de publicación, TODOS los informes del segundo período académico, incluyendo los del tiempo del paro.  Deben llevar: número, fecha y título

2.  En este trabajo NO  debe incluir los informes relacionados con las LECTURAS INSTITUCIONALES

3. De cada uno debe seleccionar la pregunta que usted considere más importante  (De las preguntas que formulé al publicarlo)

4.  Si se trata de un informe de un tema en particular que no tiene preguntas, debe hacer una síntesis del tema consultado.

5.  Los informes de Biografías deben llevar la siguiente información: Fecha y lugar de nacimiento del escritor, nombre y los títulos de las obras escritas y publicadas

6.  Procure realizar esquemas, cuadros sinópticos, mapas conceptuales, para cada uno de los informes.







viernes, 21 de julio de 2017

SEGUNDO PERÍODO - semana diez -

"EL CHICO OMEGA"

INFORME DE LECTURA PARA LOS GRADOS 7-8-9-10-11

Con base en la lectura institucional de esta semana, "El Chico Omega", resuelva las siguientes preguntas

1. Realice una paráfrasis de esta historia, es decir, cuéntela con sus propias palabras

2.  Describa o enumere la secuencia de las acciones más importantes de este relato

3.  ¿Qué relación tiene esta historia con la vida real?  ¿Realmente existen chicos omega? ¿quiénes, dónde, cómo?  Responda y explique cada interrogante de este punto?

4.  ¿Por qué hay o existen "chicos omega"?  Argumente su respuesta con al menos, cinco razones

5.  ¿Qué tipo de situación  o problema está relacionada con lo que se plantea en el texto; "El Chico Omega"?

6.  Proponga cinco alternativas de solución a este problema, o cómo cree usted que se pueda evitar o solucionar este problema?

7.  Realice un listado de palabras desconocidas, incluya las seleccionadas en el texto y, después de organizarlas alfabéticamente, consulte su significado

8-  Elabore un grafiti sobre el mensaje de este relato  (Puede realizarlo en hojas de block o papel iris de color claro o pastel

OBSERVACIONES:

-  Recuerde presentar este informe en su cuaderno de informes y en la primera clase de la Semana.  Esto vale para todos los grados de séptimo a once.

-  Si ha perdido la fotocopia del texto, lo incluyo en este informe.

-    Si por algún motivo no nos vemos en clase, por favor, entregue su informe al día siguiente, al comienzo de la jornada.  Por favor, no lo entregue al finalizar la jornada ni antes de las seis de la tarde.  Sólo lo recibo, comenzando la jornada.

-  Tenga presente que este informe es diferente a la Pauta de trabajo desarrollada esta semana.

-  Agradezco su comprensión y colaboración.



Lectura institucional # 6.


Chico Omega, por César Mallorquí

¡Ring-ring…!
Vamos, vamos, espabílate, está sonando el despertador. Arriba, dormilón, abre los ojos y mira por la ventana; comienza un nuevo día y la mañana es espléndida. Anda, no seas holgazán y sal de la cama; piensa que hoy es el primer día del resto de toda tu vida y cualquier cosa puede suceder, pues el mundo está lleno de promesas.

Te incorporas y te sientas en la cama con los ojos todavía abotargados por el sueño; durante unos segundos sientes una punzada de angustia por haberte despertado, pero ese dolor, ese taladro sordo que te perfora por dentro, desaparece poco a poco sumido en la resignación. Un nuevo día, sí, un día en el que todo es posible. Te levantas, te duchas, te pones el uniforme del colegio, desayunas en la cocina, recoges la mochila con los libros y te despides de mamá con un fugaz beso. Que pases un buen día, dice ella, sonriendo. Un buen día... como ayer, como mañana, como siempre.

Sales a la calle; la mañana es soleada pero fría, las personas que pueblan las aceras deambulan con prisa, como si todos llegaran tarde a algún sitio. Te arrebujas en el chaquetón y metes las manos en los bolsillos para protegerlas del frío, echas a andar hacia el colegio; solo está a seis manzanas de distancia, apenas diez minutos de tranquila caminata. Miras el reloj que preside la torre de una iglesia: marca las nueve menos cinco, faltan quince minutos para que empiecen las clases. Automáticamente, casi sin darte cuenta, comienzas a caminar más despacio; si llegas demasiado pronto, te encontrarás a tus compañeros en el patio, y eso no es bueno, ¿verdad?, no, no, no, nada bueno, así que no corras, tranquilo, arrastra los pies, procura retrasar al máximo el momento de la llegada.

Las nueve en punto... Las nueve y cinco... Cruzas el viaducto que salva un desnivel entre dos calles; ya ves el colegio, ahí está, frente a ti. Conforme te acercas, un nudo se va formando en tu estómago y sientes ganas de darte la vuelta y alejarte corriendo, perderte en las calles, desaparecer, pero sabes que no puedes, sabes que cadenas invisibles te atan a tu deber, y tu deber es ir al colegio, estudiar, formarte, y aguantar, y aguantar, y aguantar, soportar lo insoportable.

Ya está, has llegado. El patio se encuentra casi desierto, buena suerte; cruzas la verja y echas a andar hacia el edificio del colegio. De pronto, escuchas a tu espalda un repique de pasos acelerados; son tres compañeros tuyos que llegan corriendo para no retrasarse. Al pasar a tu lado, uno de ellos te da un doloroso palmetazo en la nuca; los otros dos se ríen y escupen algún comentario hiriente. Bajas la mirada y sigues caminando en silencio; hoy no vas a llorar, te dices apretando los dientes, no, no llorarás. Ellos pasan de largo –el eco de su carrera reverberando en los pasillos– y tú, con la mirada fija en el suelo, subes las escaleras, cruzas el umbral y te adentras en un largo corredor jalonado de aulas. El vocerío de los chavales te llega amortiguado por los tabiques.

Entras en clase. El profesor ya ha venido y los alumnos se están sentando. Dejas el chaquetón en una percha y te diriges a tu pupitre, que se encuentra al fondo del aula, en una esquina. Cuando estás a punto de llegar, alguien te pone la zancadilla y das un traspié, pero logras no caerte. Un ramillete de risas florece a tu alrededor. Te sonrojas e intentas tragar saliva, pero tienes la boca seca. Encajas la mandíbula –hoy no vas a llorar, no– y te sientas, y sacas el libro de ciencias naturales, y lo pones sobre el pupitre, y pierdes la mirada esquivando los ojos de los demás. La clase se inicia. El profesor comienza a hablar acerca de los animales sociales.

Los lobos son una especie social y su comportamiento está en gran medida condicionado por las relaciones con otros miembros de su raza. Su forma usual de organización es la manada, un grupo más o menos amplio de ejemplares regido por una severa pauta jerárquica. Así pues, cada miembro de la manada posee un diferente grado de estatus que determina su acceso al alimento y a la reproducción. Los rangos se establecen mediante una serie de luchas y enfrentamientos rituales en los que pesa más el carácter y la actitud que el tamaño o la fuerza. Cada manada tiene dos líderes claros: el macho alfa y la hembra alfa, que guían los movimientos del grupo y tienen preeminencia sobre los demás a la hora de alimentarse, procrear y criar a sus camadas.

Por debajo de los líderes se encuentra el macho o la hembra beta, que solo muestra obediencia a los alfas, y así sucesivamente. En ocasiones, existe un rango marginal llamado omega. El lobo omega ocupa el último puesto de la manada y es el blanco de todas las agresiones sociales. Víctima del desprecio de sus congéneres, el lobo omega adopta una actitud de sumisión permanente y puede acabar abandonando el grupo para convertirse en un lobo solitario.

Las diez y cinco, acaba la clase; en medio del alboroto de los alumnos, el profesor de naturales se va, y entra el de matemáticas. Cincuenta y cinco tediosos minutos después, concluyen los números y comienza la clase de lengua. La profesora te pregunta y tú, entre titubeos, contestas erróneamente; tus compañeros se ríen de ti una vez más. No importa, estás acostumbrado.

Las doce menos cinco; suena el timbre que marca el comienzo del recreo. Los alumnos abandonan en tropel el aula, pero tú lo haces despacio, sin prisa, porque sabes que nada ni nadie te espera. Sales al patio, te diriges a un rincón, te sientas en el suelo, con la espalda apoyada contra un muro, y contemplas a los demás. Nadie te va a pedir que juegues al fútbol, nadie se va a acercar a ti para charlar; con suerte, ni siquiera se meterán contigo. Es el vacío absoluto, el aislamiento total. Incluso aquellos que nunca te han hecho nada se mantendrán alejados, pues hablar contigo es caer muy bajo, así que se limitarán a ignorarte.

En cierto modo, este es el peor momento del día, ¿verdad?, cuando durante el recreo ves a tus compañeros jugar y reírse. Entonces, la soledad se abate sobre ti como una losa y sientes una tristeza enorme consumiéndote por dentro, y te preguntas por qué, qué les has hecho tú para que te traten así, pero eso da igual, chico omega; puede que seas más bajo, o más gordo, o más tímido, o más torpe, no importa; lo único que cuenta es que eres distinto y eres más débil. Ese es tu pecado y ellos son el castigo.

Las doce y cuarto, termina el recreo. Las dos siguientes clases –música y plástica– transcurren sin incidentes y llega la hora de la comida. Te diriges al comedor junto con el resto de los alumnos y te sitúas al final de la cola; cuando llega tu turno, coges la bandeja con la comida y te sientas a una de las mesas, en una esquina, casi en el borde del banco corrido, lejos de los demás. Nadie te habla mientras coméis, nadie se acerca a ti, ni siquiera te miran. Hay cientos de chicos rodeándote, pero estás solo. Cuando llegas al postre, coges un poco de flan con la cuchara, te lo llevas a la boca y lo escupes al instante; alguien le ha echado sal. Escuchas unas risas, pero no miras a nadie; bebes un largo trago de agua y el sabor salado se desvanece. El amargo, no; ese se queda, siempre está ahí.

Después de comer, todo el mundo va al patio. Tú te diriges a un rincón, detrás de la cancha de baloncesto, donde nadie pueda verte, y permaneces ahí sin hacer nada, sin pensar en nada, porque pensar duele. Las tres y veinticinco; regresáis al aula y comienza la clase de ciencias sociales, y luego, a las cuatro y veinte, la última del día, inglés. A las cinco y cuarto suena el timbre que marca el final de las clases. En medio de un alboroto de voces, los alumnos recogen sus cosas y salen a la carrera; tú, por el contrario, permaneces sentado, guardando muy despacio los libros y los cuadernos en la mochila, hasta que el aula se queda vacía, y entonces te levantas, te pones el chaquetón y sales al corredor con la mochila en las manos. Pero si querías pasar inadvertido, te has equivocado, pues cinco o seis compañeros tuyos se encuentran todavía ahí, en el pasillo; no estaban esperándote, sencillamente se habían quedado charlando, pero tú has aparecido de repente y la tentación es demasiado fuerte como para dejarla correr.

Al pasar por su lado, uno de los alumnos le da un manotazo a tu mochila y la tira al suelo. Te agachas para cogerla, pero el chico le da una patada y se la pasa a otro, como si fuera un balón, y así una y otra vez, tú corriendo de un lado a otro en medio de las risas y las burlas de los demás, y la mochila de pie en pie, de patada en patada. De pronto, uno de los golpes hace que un libro, el de ciencias naturales, caiga al suelo. Logras recuperar la mochila y te agachas para coger el libro, pero uno de los chicos le da un puntapié y el libro sale despedido por el aire, con la cubierta desprendida y varias hojas rotas. Una de ellas planea lentamente y cae a tus pies; en la hoja puede verse la foto de un lobo. De repente, te quedas sin fuerzas, vacío, demolido. Con la vista fija en la foto, dejas caer los brazos y la mochila, y luego alzas la mirada hasta encontrar los ojos de uno de los lobos, que está riéndose a carcajadas de ti, y lo contemplas sin ira, sin resentimiento, solo con infinita tristeza y con una muda pregunta titilando en tus pupilas: ¿por qué…?

Poco a poco, la risa se congela en las fauces del lobo; su mirada vacila y la aparta de ti, se da la vuelta. Venga, vámonos, dice; que le ven a este friki, y se aleja en dirección a la salida sin atreverse a volver la vista atrás. Todavía riéndose, los demás lobos lo siguen. Cuando desaparecen de tu vista, te agachas y recoges los maltrechos restos del libro, y los ordenas con cuidado, como si atendieras a un enfermo, y los vuelves a meter en la mochila, y entre tanto encajas la mandíbula y aprietas los labios, porque no vas a llorar, hoy no, chico omega, no llorarás.

Te pones la mochila a la espalda, recorres el desierto pasillo con la mirada perdida y cruzas el patio; aún queda gente jugando en las pistas de deportes, o remoloneando junto a la entrada, pero nadie te mira y tú no miras a nadie. Sales a la calle y echas a andar de regreso a casa; no piensas en nada, no sientes nada. Al llegar al viaducto, sin saber por qué, te detienes, te apoyas en la barandilla y miras hacia abajo; debes de estar a unos diez metros de altura sobre la calle. El tráfico ruge a tu alrededor. Durante largos segundos, no haces nada más que contemplar el vacío que se abre ante ti, con la mente  desconectada y el corazón anestesiado, pero lentamente las imágenes y los recuerdos vuelven a ti, y regresan con más fuerza que nunca la tristeza y la soledad, y te preguntas por qué no le gustas a nadie, por qué te desprecian tanto los demás; entonces piensas que puede que tengan razón, que a lo mejor eres una mierda, que quizá te mereces ese desprecio porque no vales nada. ¿No sería más sencillo acabar con todo de una vez, poner fin para siempre al dolor y la soledad? Es fácil, piensas, bastaría con saltar por encima de la barandilla y dejarme caer...

De repente, apartas la mirada del vacío, y las lágrimas, que hasta ahora habías logrado mantener a raya, se agolpan en tus ojos como una inundación. Y echas a correr al tiempo que lloras, y corres con todas tus fuerzas, corres, corres, corres huyendo de ti mismo, porque te das miedo; y cuando finalmente llegas al parque que está junto a tu casa, te dejas caer exhausto en un banco, ocultas el rostro entre las manos y ahí permaneces un buen rato, el punteo de los jadeos mezclándose con el susurro de los sollozos.

Unos minutos más tarde, cuando se agota el manantial de las lágrimas, te enjugas los ojos con la manga del chaquetón, te aproximas a una fuente, te lavas la cara y das una vuelta sin rumbo fijo para que las huellas del llanto se desvanezcan, porque no quieres que tu madre te pregunte nada. Regresas a casa y besas a mamá. ¿Qué tal el día?, dice ella, y tú respondes: Muy bien. Luego, aunque no tienes hambre, meriendas, y te vas a tu cuarto para estudiar, pero no puedes concentrarte. Nunca puedes concentrarte. Llega papá del trabajo y lo saludas, y poco después cenáis los tres juntos, y ves un rato la televisión, pero estás distraído y te cuesta seguir el hilo de los programas, así que te despides de tus padres, te lavas los dientes, vas a tu dormitorio, te pones el pijama, te acuestas y apagas la luz. Tardas mucho en conciliar el sueño, pero poco a poco logras ir sumiéndote en la inconsciencia. Este es el mejor momento del día, ¿verdad?, porque cuando duermes no sientes nada y quizá sueñes que no estás solo, así que cierra los ojos, chico omega, refúgiate en el sueño, pobre niño herido, porque allí los lobos no podrán atraparte.

¡Ring-ring...!
Vamos, vamos, perezoso, está sonando el despertador. Levántate, dormilón; amanece un nuevo día, un día cargado de promesas, un día luminoso donde todo puede ocurrir.

Un día más en el infierno.

viernes, 14 de julio de 2017

TÉCNICAS DE EXPRESIÓN GRUPAL

INFORME DE LECTURA PARA LOS GRADOS 7/98/9/10/11


1.  Consulte qué es Mesa Redonda, Foro, Debate Simposio, Phillips 6.6

2.  ¿Cómo se organiza cada una de estas técnicas de expresión oral y grupal

NOTAS:

-  Este informe se debe entregar la primera clase de la semana.

-  El informe es la continuación o complementación del que se asignó la semana pasada , por lo tanto, les sugiero que consulten ampliamente cada una de estas técnicas y su preparación.

-  En relación con los informes del tiempo del paro, les sugiero traerlos para efectos de valoración...


viernes, 7 de julio de 2017

EXPRESARSE BIEN ES FÁCIL Y MEJOR

INFORME DE LECTURA PARA LOS GRADOS 7/8/9/10/11

LA EXPRESIÓN ORAL

1. Consultar qué es la expresión oral y para qué sirve)

2.  ¿Cuáles son los elementos o aspectos que deben tenerse en cuenta para la expresión oral?

3.   Consulte y explique las principales técnicas de expresión oral 


SEGUNDO INFORME

GRADOS 8/9/10/11

LA ENTREVISTA

1.  ¿Qué es una entrevista?

2.  ¿Cuales son sus partes?

3.  Clasificación de las entrevistas  (Tipos de entrevistas)

OBSERVACIONES:

.  Estos informes se deben presentar la primera clase de la semana, en el cuaderno de Informes.

-  Para los estudiantes que apoyaron el paro de los profesores, les recuerdo que deben estar al día con las actividades desarrolladas durante ese tiempo.  Se evaluará cada actividad  (informe) después de verificar su realización en el cuaderno.

-  Cada estudiante debe sustentar sus informes en  forma oral o escrita

-  Esta semana se presentarán las pruebas de seguimiento del segundo período